Luego de más de un año, vuelvo a retomar este medio para comunicarme con ustedes.
Durante este tiempo he adquirido experiencia sobre discapacidad, teórica y práctica.
Desde mi modesto punto de vista, el avance sobre discapacidad ha sido muy lento.
El conocimiento de la discapacidad es tan informal, que sólo nos sirve de propaganda, pero de beneficio, nada.
He podido comprobar que muchas autoridades que trabajan el tema de discapacidad, en realidad, no lo conocen. Ni siquiera nuestras autoridades gremiales tienen un conocimiento razonable de la discapacidad.
Pido la contribución de las Universidades en el aporte científico y seriedad que necesita este tema.

miércoles, 18 de mayo de 2011

DISCRMINACION Y DISCAPACIDAD


Según el diccionario, discriminar significa separar, distinguir, diferenciar una cosa de otra, tratar a una persona o grupo de personas como seres inferiores, por razones raciales, políticas, religiosas, económicas, de edad, salud o condición.
La persona que discrimina adopta una actitud de superioridad frente a quienes no cumplen los requisitos que consideran indispensables para aceptarlos, como ascendencia, raza, religión, posición económica, postura política, presencia, condición social, salud y edad deseables, como amigos, parientes, vecinos, compañeros de estudios, de trabajo o simplemente como conciudadanos.
Los demás parámetros como el honor, la honradez, la humildad, la bondad, la decencia y todas las demás cualidades que hacen a una persona única, son simplemente ignoradas porque no se ven a simple vista y no sirven para clasificarlas.
La discriminación se da en todos los niveles, en las familias, en el trabajo, en las instituciones educativas, en la política, en los espectáculos, en los deportes, en las distintas clases sociales y hasta en las religiones.
El hombre tiende a clasificar y a dividir todo desde su punto de vista o desde el punto de vista del grupo con el que siente identificado, y al mismo tiempo pone todo su empeño para pertenecer al grupo que es como él.
El caso es que la tendencia a discriminar ya la llevamos en los genes y es muy difícil deshacerse de ella, porque en el fondo todos lo hacemos de algún modo, casi sin darnos cuenta.
El creer que uno es superior y que hay personas o cosas mejores que otras, según una apreciación personal o colectiva, sin tener en cuenta que las personas y las cosas también pueden ser diferentes y no por eso deben ser descalificadas, mantiene la dualidad del mundo en lindos y feo, buenos y malos, ricos y pobres, inteligentes e ignorantes, jóvenes y viejos, saludables y enfermos, a la moda o fuera de onda.
La vida, dice Amartya Sen, puede considerarse como un conjunto de funcionamientos interrelacionados, consistentes en estados y acciones (“Nuevo examen de la desigualdad, 1999).
A lo largo de nuestra vida, desde nuestro nacimiento hasta nuestra muerte realizamos un con junto de funcionamientos interrelacionados, que dependen de nuestras capacidades.
Ahora bien, desde el primer día de nacimiento todos empezamos a recorrer este tortuoso camino hacia la discapacidad.
Si la OIT, mediante la CIF ha querido cambiar la visión de la Discapacidad hacia lo positivo, al punto de que esta es válida para cualquier persona y consideramos como válida la premisa de la “Diversidad humana”, entonces, no debemos limitar al conjunto de características meramente descriptivas, propias y externas, asociadas a cada persona, sino extenderse también a las características particulares de sus funcionamientos.
El término diversidad funcional describe una realidad en la que una persona dada tiene acceso potencial a los mismos funcionamientos que el resto, pero de manera diversa.
La construcción del entorno social es la que provoca la discriminación y ahonda la discapacidad.

Por tanto, deberíamos considerar la Discapacidad como una consecuencia lógica de nacer, enfrentarnos al ambiente y beneficiarnos con la ciencia.
Al aceptar esta definición evitaremos discriminar, aceptaremos la diversidad humana y nuestro recorrido por cada vida en particular y solo definiremos el grado que sea atendible o preocupante.
Evitaremos discriminar, contribuyendo a la solución del problema y dejando de caer en contradicciones.

Si queremos un nombre para señalar a las PCD podría ser PERSONAS CON CAPACIDAD ASISTIDA (PCA).

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