Luego de más de un año, vuelvo a retomar este medio para comunicarme con ustedes.
Durante este tiempo he adquirido experiencia sobre discapacidad, teórica y práctica.
Desde mi modesto punto de vista, el avance sobre discapacidad ha sido muy lento.
El conocimiento de la discapacidad es tan informal, que sólo nos sirve de propaganda, pero de beneficio, nada.
He podido comprobar que muchas autoridades que trabajan el tema de discapacidad, en realidad, no lo conocen. Ni siquiera nuestras autoridades gremiales tienen un conocimiento razonable de la discapacidad.
Pido la contribución de las Universidades en el aporte científico y seriedad que necesita este tema.

jueves, 9 de diciembre de 2010

HISTORIA DE DOS CIUDADES


Creí conveniente llamar a este artículo como a la famosa novela de Charles Dickens porque el tema que voy a tratar, si bien no tiene que ver con dos ciudades, si con dos grupos de países, con problemas y características diferentes, frente a un problema común: la inclusión laboral de las personas con discapacidad.

Como ustedes saben, las políticas de desarrollo inclusivo y de un cambio en la óptica acerca de las personas con discapacidad se gestaron en Europa hacia los años 1980-90 y luego se amplió a Norteamérica (Estados Unidos y Canadá). Coincidencia o no, es precisamente la época en que Europa muestra una terrible necesidad de mano de obra para seguir incrementando su productividad (PBI) y evitar un estancamiento económico.

Es la época de las grandes migraciones hacia esos lugares por la bonanza de trabajo y el deseo de un “mejor modo de vida”. En principio se pretendió solucionar el problema con estas personas que venían de países poco desarrollados para cubrir esa brecha de trabajo a favor de la sociedad europea.

Sin embargo, esta gran ola también trajo problemas. Problemas de fricciones por diferencia de costumbres, religión, discriminación racial, eventual retorno luego de haber amasado una pequeña fortuna, etc. Ante tanta inseguridad los gobiernos interesados prefirieron hacer uso de su mano de obra ociosa, la discapacitada, que hasta antes nunca había sido convocada en forma masiva como lo fue en ese momento. Era preferible invertir, en acondicionamiento y capacitación para ellos, que los problemas mencionados líneas arriba.

Así mismo el mundo evolucionaba hacia una situación “más humanista y de Inclusión”. En ello tuvieron mucho que ver organismos internacionales como la ONU, OIT, por ejemplo.

El saber que fue exactamente lo que motivó la Inserción laboral en Europa y Norteamérica es una incógnita. No existen documentos que puedan afirmar si fue lo uno o lo otro. Desde mi punto de vista, en un mundo donde priman los intereses económicos no veo como halla podido salir triunfante algo diferente.



Además, hay que tener en cuenta que, a raíz de la crisis que se inició a fines del 2008 y que todavía nos encontramos combatiéndola, los primeros despedidos, en España, fueron personas con discapacidad

El caso es, que al llegar a América Latina y el Caribe, esta teoría humanista empieza a enfrentar serios problemas.

Con algunas Declaraciones Internacionales se ha querido ampliar esta corriente hacia América Latina y otros países en desarrollo. Pero aquí la situación se presenta muy diferente.

Vivimos en un país con un alto nivel de desempleo. Según la última encuesta sobre empleo en el Perú, realizada por la Pontificia Universidad Católica del Perú y divulgada por los medios de comunicación el 1º de mayo del 2010 hace referencia lo siguiente: Sobre un total de Población Económicamente Activa (PEA) de 4’779,100 personas, considera que actualmente se encuentran ocupadas 4’340,500 y desocupadas 438,600. Así mismo considera que 1’896,100 personas en edad de trabajar no buscan trabajo (me imagino porque no lo necesitan o no pueden realizarlo). Sin embargo, el CONADIS dice que hay casi 675,000 personas con discapacidad en busca de trabajo. Como podemos ver hay tanta incoherencia que podemos inferir que se están maquillando resultados.

La pobreza global constituye un suministro del lado de la oferta. El sistema económico mundial se alimenta de mano de obra barata. Y para que exista ésta debe haber desempleo.

Los ofrecimientos de empleo, de parte del gobierno, sólo serán pequeños paliativos; la exigencia de puestos de trabajo a la empresa privada tampoco solucionará este gran problema. Es necesario comprender la fragilidad de estos puestos de trabajo.

En el corto plazo las condiciones serán estas. Si, en el largo plazo, llegásemos a desarrollar tanto como los países de Europa o Estados Unidos, nos acercaríamos a un pleno empleo, en situaciones de bonanza

Mientras tanto, sólo nos queda capacitarnos para poder competir y ser los primeros en conseguir trabajo o de lo contrario ser capaces de poder crear nuestro propio trabajo (nuestra empresa) presionando a la creación de un mercado interno fuerte y competitivo. Debemos buscar nuevos mercados en el exterior sin descuidar el mercado interno.

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